HISTORIAS QUE INSPIRAN

«La cirugía bariátrica ha sido una de las mejores decisiones de mi vida»

Desde niña siempre fui la “gordita” del salón, del grupo de amigos. Nunca fui buena para los deportes, podría decir que era bastante torpe, por lo que siempre era la que escogían al final (como última e indeseable opción) cuando había que hacer equipos en la clase de educación física. Mi vida escolar fue más enfocada al estudio y me esforzaba por destacar en esa parte para “nivelar” los ataques a mi apariencia que siempre padecí.

Estuve subiendo y bajando de peso años y años, hasta que tuve a mi hija, en el embarazo subí casi 20 kilos los cuales bajé la mitad en un inicio (con unas pastillitas mágicas que nunca supe de qué eran), para luego sufrir el “efecto rebote” donde volví a subir y a subir y a subir… lo único constante durante todos esos años fueron los comentarios crueles, las miradas de rechazo o lástima.

«Mi calidad de vida mejoró después de mi Bypass Gástrico, puedo hacer todo sin restricciones, estoy feliz»

Soy Médico y me dí cuenta que no podía pedir a mis pacientes que llevarán un vida saludable si no lo estaba haciendo yo misma, ahora puedo ayudarlos mejor y me siento más satisfecha con mi trabajo diario.

No me veía en el espejo, dejé de ir al cine, pues me incomodaban los asientos, al palenque ni pensarlo la última vez que fui no lo disfruté pues apenas cabía en el asiento, zapatos los más cómodos y sin agujetas para no agacharme, comprar ropa solo en tallas extra 3x y a veces no me quedaba, nunca la probaba en tienda hasta que estaba en casa y gran desilusión me quedaba ajustada, dejaba de ir a fiestas o compromisos del trabajo de mi marido  para evitar el dilema de qué ponerme (pensaban que era soltero )  y así,  podría enumerar muchas más situaciones que dificultaban mi día a día.

«Mi manga Gástrica fué exitosa, baje 57 kilos en un año y mi diabetes está controlada»

Vivir  con obesidad es una tarea muy difícil, es una enfermedad letal, que mata silenciosamente a quien la padecemos y congestiona todo nuestro sistema. Aparte esta la estigmatización social y los problemas tanto familiares como laborales que afectan increíblemente la vida del enfermo. Particularmente la he sufrido desde mi mas temprana infancia y no supe que era una enfermedad como tal hasta mis treinta años. Mi primera consulta para tratar esta enfermedad la tuve a los veinte años. Me vio una cardióloga y me receto anfetaminas. Rebaje unos cuantos kilos y me acelere de una forma que decidí dejar el tratamiento, frustrada y confundida. A los veintisiete años me preocupe seriamente por la diabetes, mi mejor amigo la padecía desde niño y empecé a documentarme sobre ella. Apareció en mi lista la palabra diabetes tipo II. Al ver a mi amigo Luciano como moría lentamente y luego a mi Tía Julia, quien también había sido obesa y estaba siendo dializada, comencé a pensar que tenia que ponerle coto a este padecimiento antes que surgiera la diabetes en mi.

«Sólo puedo decir que volví a nacer, no ha sido un proceso simple pero si muy satisfactorio»

Un día, después de una serie de días de enojo, verguenza y depresión, me levante preguntándome si en verdad no existía nada que yo pudiera hacer para dejar de ser gorda. En una de mis depresiones anteriores, una muy querida amiga había tenido a bien llevarme una serie de folletos sobre manga y Bypass Gástrico que provenian de una Clínica de Obesidad.

Que  exageración, yo era gordita, si acaso gordibuena como decían por no ofenderme mis amigos hombres…. Los folletos, los habia guardado mi subconciente, consolándose en que yo no requeriría una solucion tan drásica. Lo mío era cosa de cerrar la boca, de retomar el ejercicio, de dejar la angustia y disciplinarme….nada más….. nada más…

«La cirugía me ayudo a mejorar radicalmente mi salud y le dió un gran impulso a mi autoestima”

He tenido que realizar muchos cambios en mi vida, como aprender a tener una mejor relación con la comida y elegir de mejor manera mis alimentos, he cambiado completamente mi forma de vestir, me puedo comprar la ropa que me gusta y no la que me queda, mi forma de caminar que ahora es más segura y me relaciono de manera más abierta con las personas que me rodean. cambie mis actividades de la vida diaria, ahora ya puedo hacer deporte, jugar con mi hijo, ir al cine, al teatro – yo ya no iba porque no cabía en los asientos, las últimas veces elegí los asientos del final para poder ver la función parado – ahora es una sensación increíble poder elegir el asiento que quiera, en la fila que me gusta.